Posts tagged ‘Magreb’

14 abril, 2011

~Isla Negra 7/279 | Casa de poesía y literaturas

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Isla
Negra 7/279

Casa de poesía y literaturas /
2004 – abril – 2011

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Suscripción gratuita. Lanusei, Italia /Dirección: Gabriel Impaglione
Publicación inscripta en el Directorio
Mundial de Revistas Literarias UNESCO
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Saúl Ibargoyen
Montevideo, Uruguay – 1930

>>Ese otro perro
*

¿Quién es ese otro perro
que ladra
en un dialecto que nadie conoce?
¿Por qué debe echar
en los aires chirriantes
de cualquier ciudad
grito a grito los coágulos
de la última voz
de la última tribu?
¿Para qué están de pronto
detenidos los que escuchan?
¿Hacia dónde viajan o huyen
los que dicen que pueden comprender?
¿Para qué hay hombres
que levantan látigos y cuchillos
y abren oscuras campanas?
¿Para qué quiere este animal
vaciarse así
de su canción desperrada?
¿Cuál es la fuerza
que alienta en sus babas sonoras
en sus tripas besadas por la sed?
¿Qué otros perros perdidos
se extinguen
en el silencio que gime
debajo de su piel?

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Yuichi Mashimo
Takasaki, Gumma, Japón

*
 

¡Cómo te distingo falso retoño
brotado de la corriente secreta
del río secundario
de un hermano solar tan parecido!

 

Otro río buscamos.
Líquida lengua, límpida longitud.
No esa curva debajo de la lámina
aderezada de matices y movimientos.

 

Me acompañas con tu desengaño.
Son tus frutos algunos aciertos
que parecen hasta sobrenaturales.

 

Otro sino buscamos,
para el que todos los minutos son maduros,
todos los destinos son nuevos.
 


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Federico García Lorca

Granada, España – 1898 – 1936 – asesinado por la dictadura franquista

>>Lluvia
*

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

 

 Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.

 

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

 

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.

 

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.

 

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.

 

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

 

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!

 

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.

 

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.

 

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.

 

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!

 


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Eliseo Diego
Cuba – 1920 – 1994

>>Oda a la joven luz
*

En mi país la luz
es mucho más que el tiempo, se demora
con extraña delicia en los contornos
militares de todo, en las reliquias
escuetas del diluvio.

 

La luz
en mi país resiste a la memoria
como el oro al sudor de la codicia,
perdura entre sí misma, nos ignora
desde su ajeno ser, su transparencia.

 

Quien corteje a la luz con cintas y tambores
inclinándose aquí y allá según astucia
de una sensualidad arcaica, incalculable,
pierde su tiempo, arguye con las olas
mientras la luz, ensimismada, duerme.

 

Pues no mira la luz en mi país
las modesta victorias del sentido
ni los finos desastres de la suerte,
sino que se entretiene con hojas, pajarillos,
caracoles, relumbres, hondos verdes.

 

Y es que ciega la luz en mi país deslumbra
su propio corazón inviolable
sin saber de ganancias ni de pérdidas.
Pura como la sal, intacta, erguida
la casta, demente luz deshoja el tiempo.

 

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Pablo Neruda
Chile – 1904 – 1973

>>Al golpe de la ola
*

Al golpe de la ola contra la piedra indócil
La claridad estalla y establece su rosa
Y el círculo del mar se reduce a un racimo,
A una sola gota de sal azul que cae.

 

Oh radiante magnolia desatada en la espuma,
Magnética viajera cuya muerte florece
Y eternamente vuelve a ser y a no ser nada:
Sal rota, deslumbrante movimiento marino.

 

Juntos tú y yo, amor mío, sellamos el silencio,
Mientras destruye el mar sus constantes estatuas
Y derrumba sus torres de arrebato y blancura,
Porque en la trama de estos tejidos invisibles
Del agua desbocada, de la incesante arena,
Sostenemos la única y acosada ternura.


 

14 abril, 2011

~Pablo González Casanova | Un mensaje a la juventud

………………………………………….Dedicado a los profesores y estudiantes del CCH

 

 

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Estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades Naucalpan, de la
Universidad Nacional Autónoma de México, durante un encuentro con el subcomandante Marcos,
líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en abril de 2006 .
Foto: Víctor Camacho

 

 

 

Desde 1968hasta hoy los jóvenes revelan ser una nueva categoría en la historia universal. Es cierto que con anterioridad, en varios países de América Latina y del mundo, los jóvenes ya habían hecho acto de presencia, como ocurrió con la famosa reforma universitaria a la que en Córdoba, Argentina, convocaron los estudiantes. Es cierto también que muchos héroes de la historia universal, desde la antigüedad, han sido jóvenes; pero se distinguían como héroes, no como un protagonista genérico de la historia. En cambio, desde 1968, en París, en Chicago, en México, y hoy en el Magreb y los países árabes, los movimientos de la juventud están a la vanguardia de la lucha por otro mundo posible. Están contra la guerra, están contra las discriminaciones raciales, están contra los simulacros de democracia o de socialismo que en realidad son dictaduras de ricos y poderosos apoyados en las fuerzas de seguridad a su servicio, legitimados por la clase política de fingida elección popular o de partido, y hoy serviles ante las grandes potencias cuyos máximos dirigentes asumen abiertamente la mentalidad y la criminalidad colonialista –que desde ayer asumieron contra Vietnam, contra Cuba, contra los afroamericanos–, y que ahora, cada día que pasa, manifiestan orgullosos contra los países y los pueblos de la periferia, y también contra la inmensa mayoría de los jóvenes del mundo entero, de los jóvenes de las poblaciones marginadas y excluidas, de las clases medias depauperadas, de los hijos de los trabajadores desregulados, de los hijos de los técnicos y profesionales que no tienen educación, ni empleo, ni esperanza de tenerlos, ni futuro que perder.

 

Por esas causas aparece la juventud rebelde desde los años sesenta. Y también porque desde los años sesenta se empiezan a aplicar las primeras políticas neoliberales hoy en auge; las políticas que le quitan el futuro a la juventud, y que enriquecen más que nunca al gran capital. Porque desde los años sesenta se toman medidas de reducción de los servicios públicos y sociales que hoy dejan sin escuela, sin trabajo y sin futuro a la inmensa mayoría de la humanidad, en particular a los jóvenes y a los niños que son el futuro de la humanidad… Y porque desde entonces el discurso oficial muestra más y más su falsedad, su falta de respeto a la palabra, su falta de respeto a las personas, su falta de respeto a la moral pública, su inmensa capacidad de mentir, su maquiavélica capacidad de convertir la realidad en escenarios de falsas luchas en las que se enfrentan unos pueblos contra otros, unas culturas contra otras, unos jóvenes contra otros, para que pueblos, culturas y jóvenes se destruyan entre sí, a reserva de destruirlos también con campañas de odios raciales, de odios religiosos, y con todo tipo de narcóticos y de armas que les venden a trasmano y que permiten a quienes los producen y distribuyen hacer inmensos negocios a costa incluso de su propia juventud, hoy principal consumidora del mundo.

 

Por donde se vea las víctimas preferidas son los jóvenes, y como los jóvenes son quienes más resisten, son también a quienes más enajenan, a quienes más destruyen, con el escapismo de las drogas, y con bandas trasnacionales de narcotraficantes que los reclutan por las buenas o por las malas al tiempo que los enfrentan con sus propias comunidades, con las comunidades a las que antes defendían, así les hacen perder el sentido de la vida y el sentido de la lucha contra la opresión, contra la explotación y la exclusión, y los reclutan para juegos de guerra en que luchan como pandillas de mafiosos por pequeños territorios a cuyos vecinos les venden seguridad, en vez de luchar al lado de sus pueblos y de su gente por ese otro mundo posible, que hoy corresponde a un programa de acción y de creación más rico que cualquiera de los anteriores en los valores que defiende y que apuntan a otra libertad, a otra justicia, a otra democracia que se construyan desde abajo y con los de abajo y de las que los campesinos mayas zapatistas son los pioneros, con muchos otros pueblos de América y del mundo, que traen para el mundo un proyecto de paz y de libertad, de justicia y de democracia, y a los que ciega y criminalmente se contesta con ataques y asedios, con intentos de corrupción y cooptación, como si sus luchas no fueran la más segura forma de defender la vida en la Tierra y ese buen vivir sin el mal vivir de nadie que reclaman los indios de los Andes.

 

Tal vez algunos piensen que exagero, cuando todo lo que digo está basado en investigaciones y trabajos sobre los problemas de la juventud y de los pobres de la Tierra, y sobre la forma en que los atacan, desorientan y enajenan quienes les temen y quienes en la llamada sociedad del conocimiento imponen las políticas educativas del desconocimiento; quienes en nombre de la libertad del mercado imponen la desregulación y el desempleo de los trabajadores, quienes en la educación imponen los criterios de la privatización del conocimiento y de la transformación de los educandos en meros instrumentos o robots que les permitan disminuir riesgos y optimizar utilidades y riquezas.

 

Tal vez algunos piensen que me estoy saliendo del tema, porque en realidad supongan que debo hablar nada más de la educación, pero de la educación estoy hablando. Y pienso que como jóvenes estudiantes de esta u otra institución escolar –o como simples jóvenes ustedes, y nosotros como profesores no tan jóvenes o muy viejos–, tenemos que plantearnos la educación del carácter, de la voluntad y la moral de lucha como la base de cualquier educación.

 

A mi memoria vienen las cartas del lord Chesterfield a su hijo, en las que le enseña cómo guardar el control de sí mismo hasta en los momentos más difíciles, y le transmite varios pensamientos sobre el arte de vivir, pensar y luchar. Y también a mi memoria viene aquella reflexión de un líder de la independencia de un país asiático que dijo: Debemos tener músculos de hierro y nervios de acero. Y me acerco al sureste mexicano, y recuerdo el discurso de una comandante zapatista que con su voz dulce y su tono cantado y firme, en una gran asamblea de la selva Lacandona, nos dijo: Lo primero para conocer es perder el miedo.

 

Y, bueno, pues ya que estoy en la Lacandona, donde hago mis estudios pos-doctorales desde 1994 en que me invitó a acompañarlo en su caminar por los derechos de los pueblos indios, ese grande obispo que recientemente falleció y que se nombraba don Samuel Ruiz, y donde me hice adherente zapatista, y donde he aprendido más de lo que ustedes puedan imaginar… donde aprendí a oír más, a dialogar más, a pensar y actuar más; donde aprendí a vincular conocimientos y saberes del aula y del campo, a entender desde abajo y a la izquierda que el corazón tiene razones que la razón no comprende y que se manifiestan muchas veces en formas no verbales sino de solidaridad y de apoyo mutuo, y donde advertí cómo seguimos siendo un país incompleto y que no se reconoce a sí mismo porque no reconoce al indio, y no se da cuenta de la grandeza del indio y de México, de la dignidad y la identidad de los pueblos originales, y de la imposibilidad de que México sea una avanzada del mundo mientras no se entienda que el proyecto zapatista de emancipación no es sólo un proyecto de emancipación para los indios de México o de América, sino un proyecto de emancipación y sobrevivencia para todos los seres humanos que quieran con la vida hacer real la libertad.

 

Bueno, pues algo de eso aprendí y tiene que ver con otros conocimientos que llevo aprendiendo desde hace ya varias décadas, unos sobre las nuevas ciencias de la complejidad y las tecnociencias, y otros sobre las humanidades y las formas en que desde el siglo XVIII se vinculan las luchas por la cultura, por la independencia, por la justicia y el socialismo, por la democracia y la libertad.

 

Y en eso estaba cuando me recordaron que hace cuarenta años fui a Naucalpan a inaugurar el proyecto de bachillerato del CCH, y me hicieron pensar en un mensaje que quiero transmitirles para terminar un texto que empieza a ser demasiado largo.

 

Estoy seguro, en primer término, que la educación propia y de los demás es una lucha actual por el aprender a aprender a pensar, a leer y escribir, a razonar, a recordar, a experimentar y practicar, lo que implica un desarrollo del pensamiento crítico, reflexivo y creador, un amor a la lectura de la poesía y la narrativa, un acercamiento a las ciencias de la historia y de la sociedad, un conocimiento de las matemáticas como lenguaje para razonar y hacer ciencias, un conocimiento de las ciencias experimentales y de la práctica de las utopías, así como una práctica de los oficios manuales y de los juegos y deportes, tareas que no son abrumadoras cuando se emprende el aprendizaje como una actividad vital que no se deja y que se sabe combinar con el trabajo, la lucha y la fiesta en el aprendizaje de una cultura general y en el dominio de algunas especialidades y oficios en que se adentra y ejercita uno más, si no quiere uno reducirse a ser ni un sabelotodo ni un especialista eficiente pero inculto.

 

Estoy seguro, por otra parte, que en estos cuarenta años las innovaciones de las ciencias y las tecnociencias nos obligan a actualizar muchos de nuestros conocimientos y a seguir aprendiendo a aprender, a lo que también estamos obligados si queremos descubrir, con nuestro propio saber y entender, los nuevos y ricos proyectos de la emancipación humana por los que debemos luchar sin cejar, a sabiendas de que como maestros tenemos que preparar a la juventud para entender el mundo y para cambiarlo, y como estudiantes también.

 

Estoy seguro que los profesores y estudiantes del CCH y de nuestra Universidad magnifica sabremos cumplir con nuestro deber.

 

Gracias.

 

 

^
http://www.jornada.unam.mx/2011/04/14/index.php?section=opinion&article=047a1soc