Hace muchos años leí a Gabriel García Márquez; no, no, a Mario Benedetti y decía: “Estados Unidos tiene la capacidad de detectar cualquier avión o movimiento militar que cuestione su seguridad y lo raro es que muy pocas veces detecta la transportación de drogas a su territorio”. Efectivamente, el mayor consumidor de drogas en el mundo es benevolente con el transito y el consumo desmedido de estupefacientes y además bajo ropaje moral “certifica” a los países que bajo sus cuestionables criterios “no colaboran en la lucha contra el narcotráfico”.
Hecho juzgado: El principal comprador de drogas en el mundo es Estados Unidos y es también el proveedor principal de armas para el narcotráfico. Me resulta gracioso, ingenuo o broma macabra (o como usted le quiera poner pero no quitar) que algún país tome en serio el supuesto combate contra las drogas de parte del gobierno norteamericano y hasta le solicite ayuda para la “lucha contra el crimen organizado”, y bajo ese criterio le permita que sus aviones espías violen el espacio aéreo.
Pues bien, a restregarse los ojos, una y otra vez, el gobierno de Felipe Calderón en voz de su represente de relaciones exteriores, Patricia Espinosa, acepta olímpicamente que ellos permitieron que los aviones espías (y por consecuencia militares) sobrevolaran nuestro espacio aéreo y los imperialistas tan “preocupados” por la guerra contra el narcotráfico en México, “Rápido y Furioso” accede a “tan bien intencionada petición”.
Las comunidades mexicanas y sobre todo las zonas con influencia del zapatismo, del EPR y comunidades que se han caracterizado por Resistir deben tener más que una razón de preocupación.
Pero no sólo ellos y mire porque: el 26 de diciembre del pasado año un grupo de sicarios llego a la comunidad indígena de Tierra Colorada, municipio del Mezquital, Durango, y la guardia del pueblo logro repelar la agresión. Dos sicarios fueron acribillados y como en otros poblados del país, saben que la cosa no termina ahí. Como esclavos de la precaución, el pasado 10 de enero del presente año, sus guardias tradicionales detectaron un convoy de alrededor de 60 encapuchados e inmediatamente ordenaron la retirada; cuando llegaron los fuereños ningún lugareño se encontraba en la comunidad, se fueron a las alturas del monte y los agresores se tuvieron que conformar con incendiar casas, autos y los centros educativos y de salud.
El 13 de marzo, la comunidad Carboneras, del municipio serrano de Pueblo Nuevo, fue atacada por alrededor de 50 hombres armados, quienes incendiaron diez viviendas y cuatro vehículos, también, cuando arribaron ningún habitante se encontraba en el poblado. Meses antes las comunidades de San Manuel, municipio de Pueblo Nuevo y Benito Juárez, del municipio de Nuevo Ideal, sufrieron agresiones similares. Lo cierto es que los pueblos empiezan a organizarse y a defenderse, y el hecho de que disminuyan las bajas civiles es hasta este momento un logro de la organización de las comunidades.
Todos estos poblados forman un triangulo de comunidades indígenas de Tepehuanes.
Loa antecedentes de autodefensa comunitaria en el país deben tener ampliamente preocupados a los norteamericanos, no siempre los negocios de las armas y las drogas terminan como ellos quisieran. Así como se preocupan por las revueltas en el Medio Oriente, que ponen en entredicho su hegemonía en la región y bajo argumentos hipócritas preparan una invasión en Libia que les permita sostener su amenazado predominio en la región; así en México se están “poniendo el huarache antes de espinase”, no sea que la liebre brinque donde menos esperan.
En dos sexenios de gobiernos panistas se está organizando la rebelión mexicana para que no desentone con los ciclos revolucionarios de nuestra nación.
El despojo de todo interés social, la falta de tres comidas al día y la violencia institucional o fuera de ella, no creo que un avión espía los resuelva, lo que sí se sabe es que en Zacatecas, Sonora, Chihuahua, Durango, y otros estados, las comunidades se organizan y se defienden. El avión espía no tripulado debe informar al imperio.
Cesar Del Pardo Escalante
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